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Sobre las sopas de letras / Sobre los diarios

  • culturacasatomada
  • 7 feb 2021
  • 3 Min. de lectura

Nuevas crónicas de Orwell For Fai en sus Aguafuertes Anhedonias



IV

Sobre la sopa de letras


En Anhedonia sólo existen el verano y el invierno, y no hay términos medios, en uno hace mucho calor y en el otro demasiado frío. Los anhedonios se refugian en la calidez de sus hogares porque las heladas del invierno son muy duras. Sólo salen a las calles si es muy necesario, como por ejemplo para comprar víveres o jugar a la quiniela. Sin embargo, en general permanecen en sus casas, jugando juegos de mesa, tapados con mantas eléctricas y con los pies sobre bolsas de agua caliente.


Los anhedonios en invierno son de tomar mucha sopa, porque es un alimento que aporta calorías, y porque les permite recuperar minerales. En realidad, las calorías y los minerales les sobran a los habitantes de Anhedonia en invierno, porque no se mueven mucho, casi no salen de sus hogares.


Entre las sopas predilectas de los anhedonios se encuentran la de zapallito, la de pollo y la de fideos cabellos de ángel, que llegó en reemplazo de la sopa de letras, porque no hay sopa de letras en Anhedonia.


En algún momento, las sopas con fideos en forma de letras habían hegemonizado el mercado y liderado el ranking de las comidas preferidas en invierno, superando al guiso y al estofado. Pero como toda racha, la de la sopa de letras tuvo su apocalipsis. Miembros del consorcio (organismo máximo de Anhedonia) descubrieron que los niños, por el odio a la sopa, se rebelaban formando palabras de repudio en sus platos hondos. Algunas empresas incluso vendían fideos con frases ya armadas que atentaban directamente contra las cocineras anhedonias. Por supuesto que ellas no compraron nunca estos fideos y las empresas quebraron.


El consorcio temió una posible levantada de los infantes a través de las sopas de letras, por eso formuló un decreto que la prohibía, con la justificación de que violaba normas de convivencia social y era nociva para la salud espiritual de los anhedonios.


Hoy los anhedonios consumen la sopa de fideos cabellos de ángel y con cierta destreza artesanal sustituyen la letra imprenta de las sopas en cursiva. Es un trabajo complicado, les lleva mucho tiempo retorcer los fideos de tal modo que formen letras y estas palabras. Pero no hay otra opción, porque no hay sopa de letras en Anhedonia.



V

Sobre los diarios


En Anhedonia pasan cosas novedosas todos los días, hay incidentes, hay triunfos, milagros, pérdidas, reencuentros, resurrecciones, hay festivales todos los días. Sin embargo, nadie se entera de los sucesos porque no hay diarios en Anhedonia.


Existe una especie de gacetilla que el consorcio (organismo máximo de Anhedonia) imprime todos los días pero con información referida a los planes sociales y la entrega de subsidios. Si los anhedonios desean enterarse de los hechos noticiosos simplemente escuchan radio o ven la televisión. En general los habitantes de Anhedonia son muy chusmas, les gusta saber qué es lo que sucede a su alrededor, pero los medios electrónicos no empiezan a funcionar nunca antes del mediodía.


Los anhedonios no tienen un horario determinado para levantarse, de todas formas en todo momento hay luz, porque no hay noches en Anhedonia, pero cuando lo hacen por la mañana tienen que acompañar el café, y las tostadas con manteca, con alguna revista vieja o algún tipo de historieta. Aquellos interesados por los planes del gobierno leen la gacetilla.


Los anhedonios tampoco tienen mucho material de lectura cuando van al baño. Algunos leen las ofertas de los supermercados, otros las guías telefónicas, otros se conforman con contar los azulejos de las paredes. Algunos directamente no van al baño por cuestiones religiosas, pero esos son casos excepcionales. En Anhedonia, las empresas vendedoras de cosméticos vieron una veta comercial en la venta de productos en los que el envase tiene escrita una historia. Shampoos, cremas, desodorantes y papel higiénico, vienen impresos con historias de gigantes, de espías o de profesores universitarios con problemas existenciales. Lamentablemente esta innovación no tuvo mucho éxito porque son productos con poco recambio y las historias se acaban rápido.


Los anhedonios no hacen máscaras con engrudo, ni envuelven los huevos de gallina en papel, no leen los clasificados, y tampoco se manchan con tinta las puntas de los dedos, porque no hay diarios en Anhedonia.


Orwell For Fai

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