Sopa… puaj!
- culturacasatomada
- 30 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 oct 2020
A los 88 años falleció Quino y lo llora todo el mundo. Aquí un humilde homenaje en relación a su gran Mafalda.

¿Cuántos chicos habrán dado sus primeros pasos en la lectura con los libritos publicados por la editorial De la Flor? ¿Cuántos se habrán identificado con Felipe y su impresionante imaginación? ¿O con Susanita y sus deseos de llegar al altar? ¿O se han reído de algún Manolito duro como una piedra? Esos personajes dulces y profundos a la vez. El favorito mío siempre fue Guille, esa picardía de grande en cuerpo de bebé. “Si tirás las migas de las galletitas no te voy a querer más”, o algo por el estilo le había dicho su madre en una de las tiras. “¿No me vás a querer más si tiro la miguita?”, retrucó el niño, que ante la negativa de su mamá sentenció: “Entonces tu amor es muy de morondanga, quedateló”. Je.
De todas formas, la reina de la historia era otra. Esa que se despertaba con los pelos hechos un desastre, la que quería arreglar el mundo y hacía esos duros comentarios sobre el comportamiento de los dirigentes. La que escuchaba a los Beatles (que pena que no hayan sido argentinos, je, de esos me hubiese gustado hablar en varias cargas), la que jugaba con sus amigos al Llanero Solitario, esa que no había cosa que detestara más en la Tierra que esa asquerosidad llamada: “Sopa“.
Recuerdo haber leído en alguna oportunidad una entrevista a Quino (Joaquín Salvador Lavado), creador de estos increíbles personajes, decir que si Mafalda hubiera sido una niña de verdad, habría sido secuestrada durante la dictadura. Ante todo era una tira que apuntaba a los grandes, niños hablando sobre temas profundos de la actualidad y del ser humano en general. Mafalda era muy crítica, pero a la vez tenía toda la dulzura y el humor especial que caracterizó siempre a Quino.
En alguna oportunidad, en una entrevista, Quino dijo que si Mafalda hubiera sido una niña de verdad, habría sido secuestrada durante la dictadura.
Es muy curioso cómo nacen todos los personajes de las historietas, como es el caso de Mafalda en la publicidad de lavarropas, y los cambios que van sufriendo a lo largo de toda su publicación. Los cambios en los personajes de Quino se observaron a lo largo de los 9 años en los que salieron al público (de 1964 a 1973) tanto en lo gráfico como en el guion, en la formación de cada una de las personalidades de quienes integraban ese grupo de amigos (hacia el final se sumarían Miguelito y Libertad).
Más tarde, Mafalda tendría un regreso con su participación en la Declaración de los Derechos de los Niños, a mediados de la década del ’70, durante una época terrible para nuestro país. Es a eso a lo que me refiero cuando hablo de su compromiso y, en cierta medida, militancia, aún desde el cuerpo de una niñita. Le hablaba a su globo terráqueo con mucha dulzura, pero a la vez realizaba duras críticas poniéndolo patas para arriba, para ver cómo sería con el Sur arriba de todo.

La primera de todas las tiras decía: – ¿El jardín de infantes es una carrera mamá? – ¡No! ¡Qué va a ser una carrera! – Entonces cuando lo termine no tendré que… ¡Menos mal! – ¡Te juro que siendo tan chiquita no quería, mamá! ¡No quería! ¡Te juro! – ¿No querías qué? – ¡Tener que irme del país, como todo el que termina una carrera!… Desde un principio que marcaba su línea de pensamiento. ¡No crezcas nunca Mafalda!
Es increíble cómo todos aman a esta niñita. Desde el pequeño que acaba de descubrirla hasta aquél que creció junto a ella. El marketing se ha aprovechado de eso y se puede encontrar merchandising de Mafalda de lo que se les ocurra. Libros, remeras, imanes, posters, figuritas, muñequitos, hasta se intentó llevarla a la televisión, pero no con el mismo éxito. Lo lindo es y será verla allí, en las tiras de Quino, que muchos diarios aún las repiten en sus páginas.
Ahora, entre nosotros y como para terminar, no le digan nada a ella pero a mí sí me gusta la sopa…
Luis Schlossberg
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