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"África es el último refugio que le queda a esa aventura que soñábamos de jóvenes"

  • culturacasatomada
  • 21 ene 2021
  • 4 Min. de lectura

El reconocido escritor Hernán Lanvers dialogó con Casa Tomada y se refirió a su pasión por el continente africano y el deseo de promover la lectura en niños y adolescentes.




Es médico cirujano, pero de grande se acercó a la escritura y sus libros se convirtieron rápidamente en best sellers. La saga “África: hombres como dioses” fue traducida a varios idiomas, y así, su experiencia en el continente africano viajó por todo el mundo. Hernán Lanvers, quien firma sus libros como “H. Lanvers” porque creyó en un comienzo que no tendrían la masividad que lograron, ha llegado a ser comparado con Wilbur Smith, escritor que lo ha asesorado en el desarrollo de sus novelas.


Luego del gran éxito alcanzado con sus libros, Lanvers decidió alejarse de la escritura y concentrarse en la promoción de la lectura desde su proyecto “Construyendo Lectores”, entendiendo la importancia de que niños y jóvenes se acerquen a los libros. En diálogo con Casa Tomada, Lanvers se refiere a sus inicios en las letras, su historias por África y la sensación de crecer como persona con la difusión de la literatura.


- Viniendo del mundo de las ciencias y la medicina, ¿cómo y cuándo comenzaste a escribir?

- Yo empecé a escribir ya de grande, a los 45 años. En realidad, yo leía mucho. Se podría decir que soy un lector que escribe. Alguien que un día se puso a escribir una novela histórica de aventuras, como las de Wilbur Smith y de tantos otros autores. Y tuve la suerte de que hubo gente a la que le gustó esa novela y las cuatro que le siguieron.


- ¿Cuáles eran tus lecturas de joven? ¿Influyeron en el tipo de literatura que te gusta escribir?

- De chico leía mucho y de todo. Julio Verne, Emilio Salgari, Stevenson, el inigualable Wilbur Smith, Alejandro Sumas, Jack London. Era un lector serial. Para mí leer era y es una voluntad, una pasión, casi una furia. Todos esos autores influyeron, sí, mucho en mi forma de escribir. Ellos fueron el mejor taller literario que tuve, ya que no fui nunca a uno de esos lugares, en donde verdaderamente se aprende.


- Has viajado por todo el mundo, ¿cuánto aporta a un escritor este tipo de experiencias?

- Hay escritores tan talentosos como Verne y Salgari que eran tan talentosos que podían escribir sobre continentes en donde jamás estuvieron. A mí, eso no me sale. Para escribir sobre los massais, los cazadores de leones de Tanzania necesité, por ejemplo, vivir diez días con ellos.





- ¿Qué es lo que te atrajo de África para hacerla escenario de tantos de tus textos?

- África es el último refugio que hoy le queda a la aventura, esa con la que soñamos cuando éramos jóvenes, y que de grandes, algunos vivimos. Como algunos adultos que se compran los juguetes que de niños ni pudieron comprar. Viajar a África, al África profunda, es una experiencia increíble que nos vuelve a todos niños. Y hasta nos transforma, a algunos, en escritores. África, como en la historia de Peter Pan, es hoy en día, para mí, una especie de “Tierra del Nunca Jamás”, ese lugar en donde los niños jamás pasaban a ser adultos. Todos quienes la conocen a fondo, saben que bien se puede decir que África es, sin dudas, el delirio más loco de Dios. ¿Cómo no escribir sobre esta tierra de reinos perdidos y de imperios jamás olvidados?


- Además de tu actividad profesional y la escritura, sé que tenés un gran gusto por la actividad física, ¿aporta también a la conformación de un escritor?

- Los autores de libros suelen tener anteojos, barba, fuman en pipa y usar boina. Es como si fuera un disfraz o un uniforme necesario para ser considerado escritor. Yo no los uso, a lo mejor porque soy solamente un contador de historias, un novelista. Y los escritores tampoco son muy deportistas. Yo practiqué muchos deportes, entre ellos rugby, que jugué hasta los 44 años en el Jockey Club de Córdoba, y que me ayudó a formarme como persona.


- ¿Pensabas que podía darse una masificación de tu escritura con los primeros libros que llevaron a hacerte autor de best sellers o era algo que nunca imaginaste?

- No. De hecho, a mi primer libro ni lo presenté oficialmente porque pensé que a la Presentación no iba a ir nadie. Ni le puse mi foto ni mi nombre, firmé “H. Lanvers”, para que si tenía muchas críticas desfavorables no se supiera demasiado quién era el autor.


- Te han comparado con Wilbur Smith, ¿qué sensación genera que te pongan a nivel de grandes autores internacionales y que incluso tu obra se haya traducido a varios idiomas?

- Que me comparen con Wilbur Smith a mí es como que a un jugador de fútbol cinco que lo practica los sábados lo comparen con Lionel Messi. Él es el mejor novelista del mundo. Lo he conocido y tratado y le hecho llegar mi libro traducido al inglés a Ciudad del Cabo. Su recomendación de mis libros, por ello, está en la tapa de mis novelas y me llena de orgullo.



Lanvers junto a Wilbur Smith.


- Estás trabajando en las redes con historias breves de Córdoba, que han tenido mucha repercusión en los lectores, ¿cómo surgió la idea? ¿Cómo la llevas a cabo?

- Hace unos meses, harto de sólo leer malas noticias en los medios y en las redes sociales me decidí a escribir en mis redes relatos con historias de Córdoba que nos ayudaran a olvidarnos un poco de esta pandemia y nos recordara a los cordobeses y a los argentinos quiénes fuimos y somos. Así, historias como la del argentino que fue héroe de la Primera Guerra Mundial o del médico cordobés con quien la reina de Inglaterra quiso operarse, han captado el interés de muchos. Y la gente las lee...


- Desde hace muchos años realizás un fuerte trabajo en la promoción de la lectura, ¿qué puertas considerás que los libros abren a las personas? ¿Creés que el Estado debería hacer un trabajo más intenso en la difusión de la lectura?

- Hace unos años decidí dejar de escribir por al menos cinco años y dedicarlos a una iniciativa unipersonal llamada “Proyecto Construyendo Lectores”, destinado a promover la lectura de libros en escuelas rurales, secundarias y bibliotecas populares. Lo hago dando charlas y haciendo donación de libros infantiles y juveniles nuevos. Ya he donado 3.050 libros. Creo que es una tarea menos glamorosa que ser autor de libros. Pero es más útil. Es que seguir escribiendo libros me iba a transformar en un mejor escritor. Pero promover la lectura me está convirtiendo en una mejor persona.


Luis Schlossberg

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