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Playing for Change y el sueño de unir al mundo con la música

  • culturacasatomada
  • 30 ene 2021
  • 4 Min. de lectura

Casa Tomada dialogó con Adrián Buono, uno de los coordinadores del proyecto, quien destacó el valor del arte para la inclusión y la contención



Playing for Change es un movimiento creado para inspirar y conectar el mundo a través de la música. La idea de este proyecto surgió de la creencia común de que la música tiene el poder de romper los límites y superar las distancias entre las personas”, así se define la organización que se hizo famosa en todo el mundo por los videos musicales con grandes artistas que se reproducen constantemente en las redes sociales. Pero además, la fundación realiza una labor incansable con escuelas en sectores vulnerables donde se les enseña a tocar instrumentos a niñas y niños de bajos recursos, y promueven el trabajo de artistas con una banda genial que no para de asombrarnos con su talento.


Casa Tomada dialogó con uno de los coordinadores del proyecto, Adrián Buono, músico argentino que también integró bandas como Los Pinguos y Regardel. El artista destacó el crecimiento constante de Playing for Change desde sus inicios, “muchos artistas quieren grabar con nosotros, músicos conocidos, incluso hemos hecho recientemente un festival para Naciones Unidas y un proyecto para la Cruz Roja, en su momento trabajamos con la Casa Blanca, siempre hay ofertas para hacer cosas, el proyecto no para y el crecimiento fue espectacular, es un incentivo para seguir trabajando”, aseguró.


- ¿Cómo viven el acompañamiento de los artistas a la iniciativa?

- Todos, sean conocidos o no, quieren estar en un video de Playing for Change, es como estar en una selección del mundo en el fútbol. Todos están felices cuando graban, más allá de que a todos los que participan se les paga bien, más allá del dinero que se entrega a modo de reconocimiento a los músicos. La organización no se enfoca solamente en la formación de escuelas, también en el apoyo a los músicos, y hay grandes artistas por todos lados. Cuando los contactamos y les decimos que vamos a grabarlos, les encanta la idea, conocen el proyecto, y estamos muy contentos.



- ¿Se siente el apoyo de toda la gente que, sin ser músicos, siguen la iniciativa?

- Sí, se ve mucho en nuestras redes. En el canal de Youtube los comentarios son siempre muy positivos. Del mismo modo, muchos ayudan económicamente con donaciones. La gente nos dice que la música les llena el alma, es muy lindo leer sus comentarios. Es algo que también nos pone muy bien para seguir.


- ¿Creen que con esta respuesta y el avance del proyecto se confirma la idea original de que se puede cambiar el mundo con la música?

- Totalmente, no hay dudas de que la música es un vínculo de unión total. En la música no hay diferencias de razas o nacionalidades, es la música. Se puede comparar con el fútbol, si bien hay racismo en todos lados, cuando rueda la pelota o se comienza a tocar los instrumentos, todos somos iguales y la gente se une en cualquier parte del mundo.


- El 2020 fue un año muy difícil por la pandemia del Covid-19, ¿cómo encararon el trabajo desde las distintas aristas de Playing for Change?

- Se frenaron muchas cosas. La banda de la fundación dejó de tocar, no se hicieron las giras, como todas las bandas del mundo. Sin embargo, el trabajo que se hace con los videos, con la grabación a músicos, se hizo, en mejor cantidad, pero se mantuvo. Por supuesto que con todos los cuidados que conocemos, algunos artistas te exigían tener el PCR hecho, manteniendo distancia y con barbijo, se les daba un set de auriculares nuevos. Por suerte se pudo hacer, no viajamos tanto, pero algo armamos.



- ¿Cómo funcionaron las escuelas en este período?

- Eso se mantuvo, con una baja en la presencialidad de los chicos, por supuesto, pero dependió de cada lugar y de las autoridades de cada institución. En un inicio se frenaron las clases pero luego volvieron, como sucedió en la escuela que Playing for Change tiene en Entre Ríos, ellos nunca pararon, se mantuvo mucho la enseñanza. Incluso en un momento pudieron viajar los directivos a Estados Unidos y allá les dimos teclados, armónicas, muchos instrumentos como para que siguieran trabajando.


- La fundación cuenta con estos institutos de música por todo el mundo, con miles de estudiantes, ¿encuentran un real espacio de inclusión y contención desde el arte para los niños que allí asisten?

- Es una experiencia muy linda, yo he estado en las escuelitas. Allí se juntan los chicos que quizás no tienen tantas posibilidades económicas y van armando sus bandas, les enseñan a tocar los instrumentos, es hermoso ver eso. El nombre “Playing for Change” ya es algo conocido entonces muchos se acercan a participar. Es una experiencia que funciona tanto aquí como en Estados Unidos o en África, cada uno con su estilo, con la música que les gusta.


- El rubro del arte, como muchos otros trabajos, ha resultado muy golpeado con la pandemia, ¿creés que los Estados deberían pensar en políticas de contención más fuerte para los artistas y para promover el arte?

- Fue un año nefasto para todos los artistas, muchos tuvieron que reinventarse y ver cómo sobrevivir, el que vive del show o las clases tuvo que buscar una salida. De eso no se salvó nadie. Cada país tiene sus modos de lidiar con estos problemas. En algunos el gobierno ayudaba económicamente al que se quedaba sin trabajo, con una pequeña asistencia. Yo tuve la suerte de seguir con la fundación y no me afectó la falta de espectáculos, pero hay mucha gente que no sé cómo hizo. A la mayoría de los músicos que vive del arte le costó muchísimo, los gobiernos tienen que ayudar a todos, no sólo a los artistas. Sería buenísimo que se le dé a la cultura el lugar que merece y se destine un mejor presupuesto a quienes trabajan en este sector.


Luis Schlossberg

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