Sobre los días y las noches / Sobre la primavera
- culturacasatomada
- 20 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Nueva entrega de las Aguafuertes Anhedonias de Orwell For Fai para Casa Tomada

II
Sobre los días y las noches
En Anhedonia no existe tal cosa como el día o la noche, de hecho el sol alumbra constantemente sobre la tierra. Depende de dónde uno se ubique, en la sombra o bajo el sol, para saber si las actividades a realizar serán propias de lo que nosotros conocemos como el día o la noche. Al descanso se recurre sólo cuando se está cansado, no importa qué hora sea, uno se recuesta en la cama o en el suelo y duerme lo necesario. Al despertar tampoco importará la hora, pues no existe el día ni la noche.
Las parejas deben ser más cautelosas en la elección de los rinconcitos para amarse. Mientras más íntimo sea el encuentro más oscuro deberá ser el refugio. A veces esto resulta conflictivo. Por lo general, las intenciones de los anhedonios se inclinan a lo más íntimo y muchas parejas se internan en profundas oscuridades compartidas. Es muy frecuente reconocer voces o anatomías anhedonias y mucho más lo es ingresar del brazo de alguien y salir de la mano de otro.
Los gallos no cantan en Anhedonia, no porque no puedan, simplemente porque no tienen llegada alguna para anunciar. De vez en cuando se les escapa algún sonido ininteligible con el nacimiento de un niño, pero inmediatamente es reprimido con extrema violencia.
Los gatos tampoco se creen artistas, porque no tienen luna a la cual cantarle. Por esta ausencia tampoco crece la marea y las mujeres anhedonias no pueden hacer dieta. El pelo crece cuando le da la gana y la gente no puede disfrutar de eclipses divinos.
En Anhedonia la ciencia avanza muy lentamente porque todo instrumento nuevo es boicoteado en particular por el sol. A su tiranía la vieron de cerca el astrolabio y el reloj de sol. Sin embargo, los anhedonios no son ningunos papas fritas, nueve de cada diez habitantes de Anhedonia tienen instalados en sus casa paneles de energía solar. Con estos se abastecen de energía para hacer funcionar los electrodomésticos, las computadoras personales, los teléfonos inalámbricos y las lámparas, que por supuesto no están mucho en funcionamiento, porque no existe la noche en Anhedonia.

III
Sobre la primavera
En Anhedonia es muy difícil determinar cuándo es una estación u otra, tanto que se optó por diferenciar sólo dos, las extremas. Ellos no les dicen verano o invierno, los anhedonios no son de complicarse mucho con nomenclaturas, simplemente se refieren a estos períodos del año como “cuando está más frío” o “cuando hace más calor”. El paso de un momento a otro es muy marcado, todos los anhedonios esperan los cambios de estaciones con festividades: “año nuevo” y “cuando comienza a estar más frío”.
En la ausencia de las gradaciones, también se pierde la primavera. La gente puede enamorarse en cualquier otra época del año, las mariposas y las abejas mueren de hambre porque no existen las flores. Por supuesto, cómo van a existir si no hay primaveras en Anhedonia.
En las plazas casi nunca hay gente, ya que hace o bien mucho frío, o bien mucho calor. Nadie se tira bajo la sombra de un árbol a descansar o conversar con otros anhedonios porque el reparo que les brinda es casi nulo. Salvo que tenga ramas prominentes, el sol se filtra fácilmente a través de dos o tres hojitas que puedan poseer.
Los estudiantes no se juntan tampoco en los parques o las costas del río a festejar su día, porque no existe el día del estudiante. En Anhedonia todos los días es el día de la madre, pero los estudiantes no gozan del mismo honor. Lo bueno de esto es que no se presencian actos de violencia o de vandalismo, que en Anhedonia se designan con la misma palabra. Tampoco hay gente en estado de ebriedad deambulando por las calles, porque no se juntan a ingerir bebidas, porque no existe el día del estudiante y porque no hay primaveras en Anhedonia.
Orwell For Fai
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